miércoles, 27 de mayo de 2015

Romanticismo


El romanticismo en la literatura yucateca alcanzó a desplegar de modo más pleno sus realizaciones tanto en la narrativa histórica como en la poesía. Wenceslao Alpuche  escribió poemas inflados de romanticismo patriótico. Luego, Justo Sierra O´Reilly, Eligio Ancona, José Peón Contreras y Justo Sierra Méndez, ilustraron el paisaje literario en términos genéricos, dada su presencia y autoridad en la escena y el debate filosófico, cultural y político de la época.

Justo Sierra O´Reilly (1814-1861), político, jurista, novelista, ensayista, historiador, periodista y traductor, ha sido uno de los hombres más fecundos en la historia cultural. Fundador de periódicos (El Museo Yucateco, El Registro Yucateco, El Fénix, La Unión Liberal), fue además, el iniciador de la novela histórica en México. La Hija del Judío es un ejemplo de obra que pinta las intrigas y los sobresaltos de la época colonial.

Vicente Calero Quintana (1817-1853), poeta, ensayista y erudito. Fue de los primeros en dar a conocer con sus reseñas, artículos y ensayos, las novedades literarias que por ese entonces se publicaban en Europa. Sus reflexiones sobre literatura y teatro son de índole universal, raras en una época donde lo regional siempre había prevalecido. Fue uno de los primeros críticos de relevancia en México.

Uno de los hombres que más se preocupaba por establecer el vínculo entre lo indígena y lo español, resguardando y rescatando la historia de Yucatán fue el obispo Crescencio  Carrillo y Ancona (1837-1897); fue un polígrafo destacado en su época. Su obra es un rescate del pasado indígena del Estado.

José Peón Contreras (1843-1907), poeta y dramaturgo, renovador del teatro nacional, escribió 25 obras de teatro, entre otros poemas y novelas, sin contar los numerosos trabajos publicados en medios. Arraigado en el romanticismo de finales del siglo XIX, en algunas obras se percibe el realismo que ya empezaba a trasplantarse en la cultura mexicana de esos días.

Manuel Sales Cepeda (1854-1924), crítico y ensayista, tuvo el raro privilegio de saber seleccionar entre las tendencias estéticas de su época lo mejor y más duradero. Además de ensayista, fue crítico literario y autor de varias  obras de teatro.







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